Maratón de Chicago 2016 – La crónica

Aquí estoy de nuevo para contaros la crónica de otra carrera, el maratón de este año en Chicago. Y ya os adelanto que esta es la crónica del PINCHAZO, porque vaya pajarón que me pilló. Pero no vamos a entrar ahí todavía…. Como siempre, un poco de la ciudad antes de empezar con la carrera.

Mucha gente me ha preguntado si Chicago es como Nueva York, o si se parecen, o cuál me ha parecido más chula…. y para mi no hay duda: Chicago me ha parecido mucho más recomendable en todo. Si estás esperando o tienes ganas de ver el ejemplo de metrópoli con rascacielos, Chicago cumplirá tus expectativas y te encantará. Pero es que, además, verás una ciudad con un río integrado, con una preciosidad de puentes de acero colgantes, asomada a un lago que parece el mar (incluyendo playas) y con una arquitectura espectacular. Una ciudad ordenada y limpia, con un transporte público bien diseñado y que funciona, con museos de primer nivel, amigable para las bicicletas (al menos cuando el tiempo es benévolo), barrios preciosos, con entretenimientos para mayores y pequeños (si vas con niños no puedes perderte el Field Museum ni el MSI) y con una enorme oferta deportiva, cultural y gastronómica de calidad (ahhh esas pizzas!!!!). Y gente muy amable.

Chicago es mucho más parecida a Toronto, por ejemplo, donde no hay un icono mundialmente conocido con el que puedas identificar a la ciudad (más allá de los rascacielos visitables), pero en la que te encuentras con todo lo que puedes esperar en una ciudad de este calibre.

Aquí os dejo una galería con algunas fotos para que veáis un ejemplo de todo lo bueno que puedes encontrar en Chicago:

Ya veis que Chicago es una ciudad que merece mucho la pena. Y después de esta mini-guía turística, vamos a la carrera. Bueno, antes de empezar, comentaros la feria del corredor. Tenía noticias de que la feria de Chicago tenía el aura de ser la mejor de las Majors, y realmente es muy buena. Pero tampoco diría que mejor que la de Tokyo. De hecho, personalmente me gustó más el concepto de feria del corredor que me encontré en Japón. En cualquier caso, una feria de primer nivel.

Lo que sí que realmente funciona bien es la zona de recogida de dorsal: Tras un pre-check necesario para poder entrar (con tu notificación de corredor inscrito), te derivan a una mesa de recogida de dorsal…. en la que ya han recibido la notificación en sus tablets de que llegas y, nada más llegar, te reciben por tu nombre (ánimos en español al ver tu nacionalidad) y te dan el dorsal. Todo en apenas 1 minuto (con la feria llena) y con una sensación de atención personalizada muy grande. También un muy buen punto positivo son los autobuses gratuitos (el típico school bus amarillo) a la feria desde el centro de Chicago durante todo el día. Os dejo algunas fotos:

Y ahora sí que vamos con la carrera. Chicago ha sido mi 5º Maratón. El segundo preparado más en serio tras el año pasado en Zaragoza. Han sido 4 meses intensos de entrenamientos (con el verano de por medio), compartiendo plan con mis compañeros de RunningZgz que preparaban el de Zaragoza de este año. Toda la preparación fue muy, muy bien, y yo me encontraba mejor que nunca. Si el año pasado el objetivo en Zaragoza fue bajar de 3:30, este año era estar cerca del 3:20 (lo que es correr a 4:45/km). Y todo el trabajo y los datos decían que estaba en el buen camino.

El día de la carrera toca madrugar (salgo en el cajón B, a las 7:30) así que a las 5:00 ya estoy arriba para desayunar un poco en el Hotel (un par de plátanos y zumo) y completar el desayuno de camino a la salida (unas barritas de cereales) y en el Balbo Hospitality (cogí entradas para la familia en una zona de salida/meta con acceso a gradas y carpa con comida. Una muy buena opción). Desde el Hotel a Millennium Park apenas hay 20 minutos andando, y a esas horas de la noche ya se ven los primeros corredores acercándose. Aquí la primera foto de MarathonFoto que me hicieron llegando:

En el Balbo Hospitality tienen check-in para la bolsa y zona de desayuno, pero apenas como una barrita de cereales más, porque ya voy bien de desayuno y líquidos. Enseguida viene el Director de carrera junto con 3 viejas glorias americanas (sólo recuerdo 2, Joan Samuelson y Deena Kastor), dando mensajes de ánimo y diciendo que el tiempo previsto para la carrera es el mejor en años.

Así que ya veis que estaba todo de cara: Buena preparación, día perfecto para correr y entorno inmejorable en un Major. Sobre las 6:45 nos indican que hay que ir yendo a la zona de salida, así que allá vamos. Está todo muy bien organizado e indicado, pero hay 15 minutos hasta la zona del cajón B y bastante fila en los baños más cercanos. Así que sobre las 7.15 es cuando estoy ya listo en la zona de salida. Enseguida anuncian el himno nacional (debe de cantarlo una conocida soprano), y os podéis imaginar cómo de entregada y emocionada está la gente…

Puntualmente, a las 7:30, se da la salida. No es tan espectacular como la lluvia de confetti en Tokyo, pero también es un entorno muy bonito, en Millennium Park y entre rascacielos. Salgo situado entre las liebres de 3:20 y 3:15, sin ninguna intención por colocarme así en el cajón (se está razonablemente ancho) y, afortunadamente, se puede empezar a correr bastante bien antes de llegar a la linea de salida.

Al poco de salir se atraviesa un túnel larguísimo, calculo que de unos 400 o 500 m., y a la salida el GPS se ha vuelto loco, me marca que llevo casi 1 km. de más y, por tanto, una media por km. bajísima. Asumo que hasta dentro de bastante no se regulará esa media, pero no pasa nada, porque voy cerca de las liebres (5 o 6 personas en cada tiempo) y parecen bastante fiables.

Enseguida encuentro el ritmo, porque voy manteniendo distancia con las liebres (según mi reloj llevo una media mucho más rápida que el objetivo de 4:45/km, pero no es real). Como siempre, voy guardando y haciendo los deberes de hidratación (bebo en todos los avituallamientos, salvo el primero) y alimentación (geles previstos para el km 7, 14, 21, 28 y 35). Están marcadas todas las millas y cada 5 km., así que con el GPS erróneo, me tengo que ir fiando del tiempo cada 5 km.

La primera media maratón me encuentro muy fuerte y guardando, como estaba previsto. Llego al km. 21 en 1:37:41, lo que es una media de 4:37/km (esto lo sé ahora, pero en ese momento, con el reloj sin marcar la media correcta, sólo sabía que era más rápido del objetivo de pasar por el 21k en 1:40:00).

Pese a ir cerca de las liebres de 3:20, en ese punto de mitad de carrera sólo veo que es demasiado rápido para el objetivo, y esto me alegra, porque me encuentro bastante fuerte y voy guardando. Aún así, como veo que es mejor de lo previsto, decido bajar el ritmo, y hasta el km. 25 voy regulando incluso más.

Pero en ese km. 25 veo que algo no va bien. Las piernas no responden como deberían, y tengo que hacer un esfuerzo mayor para poder mantener el ritmo. Es lo típico que te esperas que pase (y que pasa) a partir del 35, pero es muy pronto para que me llegue el cansancio. El pulso va perfecto, pero las piernas están muy cansadas. No me queda otra que ir bajando el ritmo progresivamente, cada vez más. En ese tramo (25 a 35) ya me doy cuenta de que no voy a poder llegar al objetivo que tenía, pero al menos tengo la esperanza de mejorar la marca del año pasado en Zaragoza (aún tengo margen).

Y eso me creía yo!! Porque en el 35 la cosa va a peor… lo que venía siendo la típica flojera del paso de kms. (aparecida tempranamente, eso sí), en el 35 se convierte en una pájara en toda regla. Apenas me queda fuerza para correr, y no me queda otra que hacer lo que no había tenido que hacer en ninguna carrera hasta entonces: Caminar. Desde el 35 hasta meta camino en bastantes tramos, y troto muy muy despacio en el resto. Volver a trotar tras estar andando un rato es un suplicio. Es un tramo en el que me adelanta todo el mundo, incluidas las liebres de 3:25, 3:30 y 3:35…. Y el único objetivo es simplemente acabar.

En ese momento, lo que me viene a la cabeza es pensar en los 4 maratones anteriores, cuando veía a gente echa polvo y caminando en los últimos kilómetros, y pensaba en el calvario que les quedaba y en el mérito que tenían. Pues esta vez era yo. Estaba probando cómo sabía ese calvario. Y os aseguro que no es el cansancio y el dolor de piernas que es imposible no tener tras 35 kms. Es la sensación de haberte vaciado por completo y, aún así, tener que llegar como sea a la meta. Y es ahí cuando más se agradecen los ánimos (por otro lado continuos, mucho más que en cualquier otro maratón de los que he corrido), tanto de los corredores que te adelantan como del público que te ve desfondado. También pensaba en que Ana me estaba siguiendo por la app, y que estaría preocupada al ver que cada vez iba más despacio. Esos kms pasaron muuuuuuy lentos, y encima sin poder disfrutar del esfuerzo final y la llegada preciosa a Grant Park, porque no se disfruta cuando tienes que acabar la carrera arrastrando las piernas tantos kms.

Y así acabé, como pude, en 3:42:02. Con una ilusión enorme al recoger la medalla, más que ninguna otra vez, porque esta vez me había costado como nunca, y de verdad sentía que este esfuerzo tenía que merecer una medalla de ‘finisher’. Las otras veces estaba muy contento, esta vez la sensación que predominaba era que merecía estar con los que acababan.

De vuelta al Balbo Hospitality me reuní con Ana y Rodrigo…. que no lograron verme desde las gradas de la llegada, pero que al menos sabían por la app que ya había llegado. La foto de familia en la llegada:

Y ya para acabar con la carrera, los datos resumen:

Tiempo: 3:42:02 (5:15min/km). Puesto general: 7273. Puesto categoría edad (40-44): 961. Puesto Masculino: 5560. Y los detalles en estas capturas (donde se ve muy bien con números lo que os he explicado más arriba):

Esa tarde, ya de turismo por Chicago, fui con la medalla al cuello. Había leído que, mucho más que en otros sitios, es ‘obligatorio’ llevarla. Y era verdad. Por la calle se veía un montón de gente igual, y en cualquier sitio que entrabas te recibían con un «Congratulations!». Hasta un guardia de seguridad del Navy Pier se acercó a estrecharme la mano y preguntarse cómo podía andar tras la carrera! Es una ciudad entregada con su Maratón: Más de 40.000 corredores, miles de voluntarios, animación continua a lo largo de los 42 kms, se calcula que unos 1.7 millones de espectadores en las calles y un impacto económico anual en la ciudad de unos 277 millones de dólares. La organización fue perfecta, y en ningún momento tuve una sensación de aglomeración.

El único pero fue el que la carrera no me saliera como esperaba. Hablando con Álvaro, mi entrenador (al que le estoy enormemente agradecido por cómo se ha preocupado estos 4 meses para que llegara lo mejor posible), ninguna de las pequeñas cosas que se desviaron del plan justifica por sí misma ese desfondamiento: El haber ido ligeramente más rápido la primera parte, el haber bebido un poco sólo (no un vaso lleno) en cada avituallamiento o el haber alargado un poco más que mis compañeros la preparación de 4 meses. Todo ello, individualmente, no vemos que lo explique. Quizás todas esas razones juntas… o quizás no. El deporte es así y si no lo fuera no nos gustaría.

Apenas 1 día después de la carrera ya estaba pensando en lo grande que es el Maratón. En que, tras 4 carreras, ha tenido que ser a la 5ª cuando he pinchado (casi hasta se echaba de menos, como una muesca más en la pistola!), y que siempre, siempre, siempre hay cosas que aprender. Y muchas más cuando una carrera no sale como esperas. Como he dicho durante estos días, si hubieran salido los planes sería un corredor con mejor marca, así creo que soy mejor corredor. Ya tengo ganas de la siguiente.

Os dejo con las fotos que me hicieron le gante de MarathonFoto durante la carrera:

Algún vídeo de la carrera:

Y antes de despedirme, un mensaje de agradecimiento para mis padres, por decirme cada vez que entreno y tras cada carrera de que descanse y coma bien.

Y un beso enorme para Ana y Rodrigo, que han aguantado los 4 meses de preparación con enorme paciencia, y que se han cruzado medio mundo porque un día se me ocurrió apuntarme al sorteo del Maratón de Chicago 😉

Como el año pasado, en unos días tenemos la Behobia.

Hasta la próxima!!